jueves, 7 de noviembre de 2013

TRES DECÁLOGOS PARA SALIR DE ESTA CRISIS



Tengo que reconocer que, después de releer un par de veces mi último artículo de este mismo blog (“Estado de Decepción” 24-10-2013) me quedó, como diría yo… un regusto un poco amargo. No, definitivamente no me dejó satisfecho. ¿El motivo? Pues que, aparte de dejar constancia del cabreo generalizado del país, la conclusión del mismo sonaba un poco a arenga moralizadora, a “discurso del rey”: vamos a salir de ésta porque, aunque “la cosa está ‘mu’ mala” nosotros “semos” los mejores y ya lo hemos conseguido otras veces.
Independientemente de que una buena dosis de moral no le viene mal a nadie, creo que cualquiera que se permita opinar sobre un problema determinado, y más tratándose de uno del calado de la actual crisis económica, no se debe limitar a exponer la situación. Eso suena un poco demagógico ¿no? y es lo que, por desgracia, estamos acostumbrados a escucharle a nuestra clase política: denunciar el problema, echarle la culpa al otro y no aportar ni una solución alternativa.
Pues eso, que como no quiero que me puedan llamar demagogo, llevo unos días acaparando ideas para intentar sacar un pequeño recetario para salir de esta crisis. Eso sí, como ésta es muy gorda el recetario ha salido un poco largo, motivo por el cual me he permitido ordenar mis propuestas en unos decálogos que, sin más, paso a exponeros:

MEDIDAS PARA LA REACTIVACIÓN DE LA ECONOMÍA Y PARA LA CREACIÓN DE EMPLEO: son las que se supone que  debería tomar el Gobierno para que nuestro país volviera a “andar p’alante”… 

1.- Reducción, un mínimo de entre 5 y 10 puntos, de las cotizaciones a la Seguridad Social por parte de las empresas, para los puestos de trabajo de nueva creación.

2.- Bonificación de hasta un 75% en el importe a pagar por los Autónomos para nuevas altas procedentes de personas en situación de desempleo, manteniéndose la bonificación durante los cuatro primeros años, si bien ésta iría decreciendo progresivamente hasta igualarse a los Autónomos “normales”.

3.- Posibilidad de capitalización de la totalidad de la prestación por desempleo y de rescate de planes de pensiones sin penalización fiscal para nuevas altas en el Régimen de Trabajadores Autónomos.

4.- Reducción del tipo de gravamen del Impuesto sobre Sociedades para empresas de dimensión reducida (facturación inferior a 3 MM de euros) al 15-20% con incentivos fiscales adicionales a la creación de empleo.

5.- Establecimiento de líneas de créditos blandos para Pymes, siendo las operaciones, a diferencia de cómo se instrumentan actualmente, analizadas y concedidas por personal del Instituto de Crédito Oficial. Las entidades financieras actuarían como meros soportes de las operaciones. No se trata de crear un banco público sino de garantizar que los fondos ICO cumplen su función. 



6.- Reforma integral de la Seguridad Social con separación de las cotizaciones para pensiones y las de los servicios sanitarios. Aumento de las ventajas fiscales a los planes de pensiones privados, tal y como fue cuando surgieron estos instrumentos de ahorro para la jubilación. Instauración paulatina de un modelo para convertir el sistema público de pensiones, actualmente de reparto, en un sistema de capitalización (obviamente durante bastantes años el sistema sería mixto habría que ir cotizando parte para el reparto y parte para capitalización). Para suplir el déficit que se originaría durante los primeros años se utilizaría el Fondo de Reserva en su totalidad.
                Respecto al sistema sanitario se podría contemplar que algunos servicios pudieran ser prestados, a los trabajadores que voluntariamente accedieran a ello, mediante pólizas de seguro médico contratados con compañías privadas o mutualidades, (tal y como en la actualidad lo tienen determinados grupos de funcionarios).

7.- Creación de un plan decenal de Obra Pública e Infraestructuras con financiación privada mediante contratos de concesión administrativa en los casos en que la obra a realizar permitiera dicha figura de cara a su explotación.

8.- Elaboración de un Plan de Vivienda para jóvenes. Las entidades financieras que hayan recibido fondos públicos para su recapitalización durante los últimos años, estarían obligadas a destinar un número determinado de las viviendas que tienen en stock para su inclusión en dicho Plan y destinar al menos a créditos hipotecarios para jóvenes el 50% de los fondos recibidos del Estado. Aparte se destinarían ayudas que se instrumentarían siempre como bonificaciones en el tipo de interés de los préstamos hipotecarios.

9.- Establecer la posibilidad de alternar el cobro parcial de una pensión por jubilación con el ejercicio de determinadas actividades profesionales o empresariales para aquellas personas que voluntariamente quieran prorrogar su actividad laboral.

10.- Diseño de un Plan de Retorno al Medio Rural, con ayudas para autónomos o microempresas que se establecieran en poblaciones de menos de diez mil habitantes.

                ¿Qué problema tiene la puesta en marcha de todas estas medidas? Correcto. No hay ni un euro y para instaurar estas medidas hace falta dinero (en concreto la medida de reforma de la Seguridad Social sobre todo…). Pero la solución no es difícil. Se trata de reducir el gasto en capítulos que sean prescindibles. Y os aseguro que hay muchos, pero que muchos capítulos del presupuesto en el que se pueden recortar gastos sin tocar la Sanidad, ni la Educación, ni las Prestaciones Sociales. Yo empiezo a poner las que se me han ocurrido y seguro que cada uno de vosotros podrá añadir varias más que se os irán ocurriendo.

MEDIDAS DE REDUCCIÓN DEL GASTO O INCREMENTO DE INGRESOS PÚBLICOS

1.- Reducción de la Administración. Eliminación de la infinidad de organismos públicos no estrictamente gubernamentales: organismos autónomos, entidades públicas empresariales, agencias estatales y autonómicas. Eliminación de los Medios de Comunicación públicos no estatales que sean deficitarios.

2.- Privatización de todas las empresas públicas no afectas a sectores estratégicos (Sanidad, Educación, Defensa, Interior).

3.- Implantación de un plan de lucha contra el Fraude Fiscal y Laboral. La tasa de reposición de efectivos en la Administración Pública se destinara en su mayoría a potenciar la Inspección de Tributos y de Trabajo.

4.- Medidas tributarias: eliminación en el IRPF de la actual Base Imponible del Ahorro, claramente favorable a los sujetos pasivos de rentas altas, incluyéndose dichos ingresos en la Base General; establecimiento de un Impuesto especial o tipo de IVA incrementado para artículos de lujo; elevación del mínimo para estar obligado a declarar por el Impuesto sobre el Patrimonio hasta 2 MM de euros, pero elevando los tipos Impositivos del Impuesto. Tributación de las SICAV por Impuesto sobre Sociedades como mínimo al mismo tipo de gravamen que las Cooperativas.



5.- Reducción en un 25% del número de efectivos del Ejército con su correspondiente reducción presupuestaria. Diseño de un plan de modernización futuro de las Fuerzas Armadas, cuya puesta en marcha sería en cuanto el crecimiento del PIB permitiera la creación neta de empleo, para evitar la pérdida de eficacia de las mismas.

6.- Eliminación de subvenciones a partidos políticos, sindicatos y asociaciones empresariales, los cuales se financiarán exclusivamente con las cuotas de sus afiliados. Todos los fondos destinados a Formación Laboral seguirán teniendo ese destino pero se gestionarán a través de la enseñanza reglada, potenciándose principalmente el sistema de becas para que el acceso a la Educación Superior sea lo más amplio posible.

7.- Reducción temporal de los Programas de Ayudas al Desarrollo hasta que el PIB crezca por encima del 2%. Para compensar este hecho, condonación en igual medida de la deuda externa que mantienen con España los países del Tercer Mundo. 

8.- Eliminación absoluta de cualquier tipo de patrocinio (deportivos, e incluso culturales) con Fondos Públicos estatales, autonómicos o locales y reducción de un 90% de la publicidad institucional de todas las Administraciones Públicas.

9.- Reducción del presupuesto de la Casa Real en un 50%.

10.- Establecimiento de un tope salarial para puestos del sector público. Tope que no podrá ser rebasado bajo ningún concepto y que, a modo estimativo, podría ser equivalente al sueldo de un Diputado o, como máximo, al de un miembro del Gobierno.

                Cuantificar las medidas de reactivación económica y contraponerlas a estas de reducción del gasto o incremento de los ingresos públicos es un trabajo que me habría requerido bastante tiempo, pero si con estos segundos que yo os indico no se compensan los primeros os aseguro que hay muchos más capítulos donde recortar. De hecho ya se os habrán ocurrido algunos más ¿verdad?
                Bueno pues aparte de estos dos paquetes de medidas habría una tercera serie de reformas que, bajo ni punto de vista serían ineludibles de abordar y quizás incluso más importantes que los dos primeros decálogos y no serían otras que las que expongo a continuación:

MEDIDAS DE REFORMA SOCIOPOLÍTICA

1.- Profesionalización de la Administración: salvo los Ministros y Secretarios de Estado, todos los restantes cargos serán desempeñados por funcionarios de carrera.

2.- Establecimiento de un máximo de 8 años de permanencia en el mismo cargo público.

3.- Reducción del nº de ministerios (actualmente 12) hasta dejarlo en un máximo de 8. Así a bote pronto se me ocurre fusionar Defensa-Interior, Economía-Hacienda, Fomento-Industria…

4.- Eliminación del Senado.



5.- Asimilación del régimen especial de Diputados al Régimen General de la Seguridad Social. Eliminación de los gastos de representación e indemnizaciones por vivienda y transporte. Los Diputados que no dispongan de vivienda en Madrid podrán residir en un edificio habilitado al efecto, si lo desean. Si no, tendrán que costearse su vivienda.

6.- Supresión de vehículos oficiales salvo para los miembros del Gobierno de la nación  y de las Comunidades Autónomas.

7.- Reforma del Sistema Educativo: implantación de un Sistema Educativo de calidad basado en el reconocimiento al esfuerzo del estudiante. Establecimiento de un Sistema Educativo único para toda España, si bien en las CC.AA. con idioma propio se permitirá que la lengua vehicular educativa sea la de la Comunidad. No obstante los alumnos de estas Comunidades tendrán que superar pruebas para acreditar su dominio del español.

8.- Reforma del Sistema Autonómico: eliminación de las duplicidades existentes entre la Administración Central y la Autonómica. Delimitación clara de las competencias exclusivas del Estado y de las Comunidades Autónomas, y reducción al mínimo de las competencias compartidas actuales. No tiene sentido, por poner un ejemplo, tener un Ministro de Turismo y un Consejero de Turismo. Y como este caso, muchos más.

9.- Respetando el principio constitucional de solidaridad entre las diferentes Comunidades Autónomas, se reconocerá a efectos incluso competenciales el hecho diferencial de las Comunidades Autónomas “tradicionales”. Hablando en plata, todos sabemos cuál es el sentimiento autonómico, por poner un ejemplo, de La Rioja o de Cantabria y cuál el de Cataluña o el País Vasco. Se trata simplemente de reconocer esas diferencias y racionalizar ese hecho diferencial.

10.- Favorecimiento de una política de acogida a todas aquellas personas naturales de otros países que quieran residir en nuestra nación. Como no podría ser de otra manera, estas personas podrán conservar sus hábitos socioculturales siempre que exista un compromiso de respeto a nuestras costumbres y tradiciones y siempre que dichos hábitos no atenten contra la dignidad humana.

                Pues, siendo difíciles de conseguir llevar a la práctica los dos primeros decálogos, os aseguro que el más difícil de implantar sería este último. ¿Porqué? Porque eliminaría muchos de los privilegios de esa auténtica “casta” que son nuestros políticos… Y ellos no van a votar en contra de sus enormes privilegios. Pero ahí es donde entraríamos en juego todos nosotros y los ciudadanos de este país les demostraríamos que ya estamos hartos de ellos, y que si no cambian, los cambiaremos nosotros.
Bueno. Ahí queda eso. No será por falta de ideas ¿verdad? Se aceptan más sugerencias y aportaciones. Ahora sí que me quedo tranquilo diciendo que “se puede salir de esta crisis”.

jueves, 24 de octubre de 2013

ESTADO DE DECEPCIÓN



No, no me he equivocado, no me refiero al estado de excepción que se recoje en nuestra Constitución. Me refiero a que así, decepcionado, frustrado, indignado, es el estado en el que se encuentra este país todavía llamado España. Desde una punta a otra de la geografía española los sentimientos de todos sus habitantes son, si no iguales, sí muy pero que muy parecidos. Y da igual que hables de personas de tal o cual grupo de edad, de sexo, de nivel económico o sociocultural. Da igual. Hables con quien hables, todos acaban llegando a alguno de los adjetivos antes expresados.

Y tienen razón. 

Tienen razón y motivos para indignarse los pensionistas que ven cómo, después de partirse el lomo trabajando durante treinta y cinco o cuarenta años ─con sus correspondientes cotizaciones─ ahora tienen que escuchar que sus pensiones se ven congeladas, que se ampliará el número de años para el cálculo de la pensión ─lo que ineludiblemente implica una reducción de la misma─ o simplemente que tienen que seguir trabajando un par de años más para poder jubilarse…. mientras los señores Diputados alcanzan la pensión máxima con sólo siete años de trabajo, si es que esa ocupación es un trabajo, claro. Esos mismos pensionistas que, en muchos casos, tienen que volver a recoger en sus casas a sus hijos y nietos que se han quedado sin trabajo y no pueden costearse una vivienda.

 Tienen razón y motivos para frustrarse todos y cada uno de los seis millones de parados españoles que se ven privados de uno de sus derechos fundamentales recogidos en nuestra Constitución. En especial aquéllos que pasaron ya de los cuarenta y cinco que saben que lo tendrán verdaderamente difícil para volver a encontrar un trabajo digno.



Tienen razón y motivos para decepcionarse todos nuestros jóvenes a los que se les conculca otro derecho fundamental recogido en la Constitución: el derecho a una vivienda digna, teniendo que permaneces muchos años, en ocasiones toda la vida, viviendo en casa de sus padres. En especial nuestros jóvenes universitarios, entre los cuales es lógico que cunda el desánimo al saber que están invirtiendo muchos años de sus vidas ─y muchos recursos económicos de sus familias─ en recibir una formación que difícilmente les va a permitir encontrar un puesto en España en el que puedan desempeñar y desarrollar esa vocación profesiónal que han elegido y tendrán que marcharse al extranjero.



Tienen toda la razón del mundo para indignarse todos los ciudadanos de España que ven como su clase política está, en una elevada proporción, metida en ─perdón por la expresión─ la mierda hasta las cejas, con sus dos principales partidos envueltos en cientos de casos de corrupción en los que se manejan cifras que alcanzan muchos de millones de euros. Y no sólo los grandes partidos: cualquier partido regional, autonómico o local está envuelto en este tipo de turbios asuntos. Y también los dos principales sindicatos, lo que, dado que se supone que su única razón de ser es defender a los trabajadores, ya es el colmo. Y hasta a la Jefatura del Estado le salpican las corruptelas.



 Ciudadanos que contemplan, estupefactos, primero cómo un Gobierno de un determinado color no hace nada para evitar la deriva del país hacia la ruina y, posteriormente, como el siguiente Gobierno del color contrario se ve absolutamente incapaz de tomar medidas que hagan rectificar el rumbo sin hacer pagar el pato a contribuyentes, trabajadores, funcionarios y pensionistas. 



Y tienen toda la razón para asquearse todos los ciudadanos, pero en especial los familiares de las víctimas que ven como los asesinos, terroristas, violadores y maltratadores de sus hijas, hijos, padres, primos, sobrinos, apenas pagan por los delitos que han cometido y en unos pocos años pisan nuevamente las calles permitiéndose incluso lanzarles miradas desafiantes cuando no se ríen en su propia cara.
 
Pero no podemos tirar la toalla.

No podemos tirar la toalla porque España y sus ciudadanos han sabido reponerse a lo largo de su dilatada Historia en común ─ésa que unos pocos pretenden cargarse ahora de un plumazo─ a muchos tiranos que sometieron y humillaron al pueblo y esquilmaron sus recursos. Porque este país ha sabido dar lo mejor de sí en múltiples ocasiones para vencer a numerosos enemigos de dentro y fuera de nuestras propias fronteras. Porque cuanto más difícil lo hemos tenido, mayor ha sido el sacrificio de todos los españoles para rebelarse contra la injusticia. Porque este país ha sabido salir del fango muchas veces, pese a que muchos intentaban hundirlo en él nuevamente.

Por eso y también porque nuestros hijos y nuestros jóvenes tengan un futuro mejor que nuestro presente, esta vez también lo vamos a conseguir.

miércoles, 16 de octubre de 2013

EL BOLLITO ("Ricos y pobres en la reconversión de bancos y cajas de ahorro")



      “Hijo, cuando seas mayor, colócate en un banco o en una caja de ahorros que, mientras seas una persona honrada nunca te va a faltar el trabajo…”.

      No sé si alguno de vosotros escucharía en tiempos esta frase o alguna parecida. Os aseguro que yo sí. Parece que todavía se la estoy escuchando al padre de un gran amigo ─y mejor persona─, además de compañero de carrera. Carrera que, con el paso del tiempo, nos llevaría a ambos precisamente a trabajar para diferentes entidades financieras de nuestro país.

     Bueno, el tiempo pasó, los estudiantes se hicieron hombres  y el viento ─o mejor, la crisis─ se llevó por delante aquella famosa frase ¿verdad?

    Pues esta tremenda revolución ─no cabe llamarla de otra forma─ que está sufriendo nuestro Sistema Financiero ha afectado a muchas personas, me atrevería decir que a casi todo el país, pero sus efectos no han sido distribuidos por igual. Porque en esta crisis de Bancos y Cajas de Ahorro, ha habido ─y sigue habiendo─ ricos y pobres, los segundos, como suele suceder, muchísimo más numerosos que los primeros.

     En primer lugar cabe decir que el gran damnificado de esta crisis es, como casi siempre, el contribuyente. Contribuyente que, con sus impuestos está pagando el saneamiento de todo el Sistema Financiero nacional, se supone que para facilitar que el crédito fluya de las entidades a las pymes ─que no olvidemos que son las grandes creadoras de empleo─, hecho que no está ocurriendo en absoluto. Las entidades han saneado su balance y ahora… que llueva; no van a estropear otra vez los balances dando créditos a empresas, ¡faltaría más!

     No obstante los contribuyentes, al fin y al cabo, aunque lo han notado en la presión fiscal, no han sido perjudicados “directos” de esta crisis de las entidades. Eso sí, bastantes ahorradores ─todos aquellos que invirtieron en deuda subordinada y/o en acciones de las nuevas entidades─ han tenido o están teniendo muchísimas dificultades para recuperar esas inversiones que les aseguraron que eran buenísimas. Algunos, como los accionistas de Bankia, ven como lo que ahora tienen no vale ni la vigésima parte de lo invertido.

    Pero hay una serie de damnificados inmediatos ─yo me atrevería a calificar de verdaderas víctimas─ de este salvaje proceso de fusión y reconversión de bancos y cajas en el que, sólo en éstas últimas se ha pasado de casi cincuenta entidades a poco más de una decena. Porque cuando hay fusiones de empresas grandes al final siempre pasa lo mismo… ¿quiénes son los que sobran? ¿quiénes salen perdiendo? ¿quiénes se quedan sin trabajo? Correcto. Los trabajadores.





     De entrada muchos trabajadores por decirlo lisa y llanamente, han perdido su puesto de trabajo. En unos casos con una mayor indemnización y con salidas pactadas, en otros con menores importes y en otros con lo que estrictamente marca la legislación laboral ─cada vez más proclive a la empresa, dicho sea de paso─, pero son muchos miles de empleados de bancos y cajas los que ahora mismo están sin trabajo. Con el agravante de que muchos de ellos han pasado ya la barrera de los 40 años y lo tendrán ─lo están teniendo─ muy difícil para volver a encontrar un puesto de trabajo digno.

    Otro colectivo enormemente maltratado y cuyo trato recibido, personalmente, despierta mi indignación casi en igual o mayor medida que los despedidos es el de aquéllos trabajadores que han sufrido movilidad en su puesto de trabajo. Muchos de ellos, sin importar en muchos casos ni las condiciones familiares ni personales, han tenido que mudarse a más de mil kilómetros de distancia. Especialmente sangrante es el caso de trabajadores de mi antigua empresa, Cajasol, que han sido destinados a Cataluña en un entorno sociocultural radicalmente opuesto al suyo, máxime en las actuales circunstancias políticas por las que pasa dicha Comunidad Autónoma. Trabajadores, además, que no son, ni mucho menos, Jefes de Departamento ni Mandos ─los cuales, como suele decirse, llevan implícita la movilidad en el sueldo─, sino simples y llanos empleados de sucursal, cajeros, personal de atención al público y similares. Imagino el auténtico drama por el que habrán pasado muchas familias que, cual emigrantes de los años 60, han tenido que recoger bártulos y marcharse a una tierra en la que ya ni el idioma es el mismo que en el resto del país…

     

     En este punto no me resisto a hacer un pequeño paréntesis para recomendaros encarecidamente la lectura del magnífico blog cuyo enlace inserto a continuación:   http://cartasdesdepolonia.wordpress.com/ En él, uno de esos anónimos trabajadores desplazados, plasma con magníficos relatos cargados de realismo, e incluso con abundantes dosis de buen humor, las circunstancias en las que se están viendo envueltos en su “nueva vida” en Cataluña. Pero en el fondo, siempre con el regusto amargo de esa emigración forzosa para poder afrontar esa pequeña tragedia a la que se han visto abocados. 



     También el colectivo de trabajadores que han podido seguir trabajando en su ciudad habitual o que ha sufrido desplazamientos menores, está sufriendo tremendamente en el desempeño de su trabajo las consecuencias de estas fusiones o absorciones: por un lado siempre con la espada de Damocles del traslado más lejano; por otro el tener que aguantar en muchas ocasiones el ser considerados como casi auténticos apestados por los nuevos “compañeros” de la entidad absorbente a los que, con total probabilidad les habrán trasladado una sesgada imagen de los trabajadores de la entidad absorbida cargada de ineficiencia y de ineptitud. No son raros los casos en los que se detectan actitudes de “perdonavidas” o de mirar por encima del hombro por parte de bastantes ─no de todos, afortunadamente─ de los empleados de la entidad dominante.

    ¿A qué ha conducido todo esto? Pues a una tremenda presión por el logro de objetivos que, en la práctica se ha traducido en prolongaciones interminables de jornadas ─me consta que en ocasiones hasta sábados y domingos─ y situaciones de estrés provocadas por esa táctica de venta intensiva difícilmente asumibles en circunstancias normales. Antiguos compañeros, amigos míos que trabajan en mi exentidad han llegado a llamarme para casi pedirme como un favor personal el contratar tal o cual producto porque llevaban la campaña casi a cero… Sobran las  palabras.

    Hay otro colectivo que, aunque para muchos es considerado como de auténticos privilegiados, para mí no lo es. Me refiero a los trabajadores que han pasado a la situación de prejubilados. Aunque la casuística es muy variada, la prejubilación en ocasiones ha sido a costa de renunciar a un buen porcentaje del sueldo que percibían estas personas, lo cual en determinadas circunstancias ─hijos jóvenes en edad de cursar estudios todavía, viviendas pendientes de pago─ conlleva no pocos problemas para llegar a fin de mes. Además de ello, aunque desde fuera todo se ve muy bonito, es sabido que muchas personas no están mentalmente preparadas para cesar su actividad laboral bastantes años antes de lo previsto. Bien es cierto que quizás este colectivo no podríamos incluirlo entre los mayores perjudicados del proceso de reconversión de bancos y cajas, pero yo los veo simplemente como personas que han recogido el fruto de muchos años de trabajo y cuya nueva situación se han ganado a pulso. En mi opinión este colectivo estaría muy próximo a la “neutralidad” aunque cada caso habría que estudiarlo con detalle y ya digo que incluso hay casos en los que los perjuicios son claros y constatables.

        

       Y finalmente llegamos a ellos. A los ricos. A los que incluso podríamos decir que han pegado el pelotazo. ¿Quiénes son? Ya os lo imagináis ¿no? Los máximos dirigentes, los presidentes y altos directivos de las entidades absorbidas. Personas muy allegadas a los diferentes poderes políticos del país. Personas ─no sé si soy excesivamente benevolente otorgándoles tal condición─ que, pese a haber defenestrado entidades en ocasiones centenarias, ahí siguen: bien en los Consejos de Administración de las nuevas entidades, bien en los Consejos de empresas filiales, bien presidiendo las Fundaciones herederas de las antiguas Obras Sociales de las Cajas… Eso sí, todos con sueldos de seis cifras (en las que la primera siempre es mayor de tres o cuatro), con sus amiguetes enchufados como asesores o asistentes suyos y sin el menor problema. Bueno, alguna imputación judicial, pero poca cosa, sin muchos visos de que ninguno de ellos vaya a pasar ni un solo día a la sombra.

      Y ahí están: venga a salir en las fotos; que si presidiendo tal acto benéfico, que si inaugurando una exposición, que si recibiendo a tal o cual invitado , que si acogiendo a un foro de empresarios japoneses, que si entregando un valioso cuadro tras una restauración... Siempre en las fotos, abrazando a todo el que se ponga delante, sonrientes y exultantes ─en mis tiempos a éstos se les llamaba “abrazafarolas”─; ¿Que se pronuncia el pregón de la Cabalgata de Reyes Magos? Allí están ellos. ¿Que se recibe a un Premio Nobel en la ciudad? Allí están ellos. ¿Que hay un homenaje a un prestigioso profesor? Allí están ellos. ¿Que hay un Congreso de Neurocirujanos? Allí están. ¿Que son las jornadas Gastronómicas del marisco y de las ostras? Hombre… entonces ya ni te cuento… Ellos y nadie más que ellos son los ricos, riquísimos, superricos de esta historia.

 

        Me han contado ya en varias ocasiones que uno de estos personajes tiene una curiosa costumbre, propia de verdaderos nuevos ricos, cosa que definitivamente es, pues su ocupación anterior a entrar en la entidad era de relativo poco calado aunque conseguida obviamente por su afinidad a determinado partido político. Parece ser que desde que fue nombrado máximo responsable de una, hasta entonces, prestigiosa entidad financiera, todos los días, repito, todos los días hay un taxi encargado de ir a una determinada panadería de la ciudad, a comprar un bollito que es el que a este señor le gusta (yo aseguraría, conociendo la generosa anatomía de este individuo que por lo menos serán dos los bollitos, o tres…). ¿Es o no es una costumbre de nuevo rico? Para que luego me llamen mentiroso…


      Lo que no sé es si, caso de ser cierta esta historieta, que dados los variados testimonios parece ser que sí, el taxi lo pagará el interfecto de su bolsillo o es la entidad financiera la que se hace cargo del coste del taxi… y del bollito. Yo tengo mi opinión formada al respecto. Y me la jugaría 10 a 1 a que es la verdadera… Se admiten apuestas.

(Dedicado a todos mis excompañeros de Cajasol y, en especial, a aquéllos destinados tan lejos de nuestra querida tierra)